Se encuentra dividida en dos amplios tramos separados por un entrante rocoso de tono blanquecino, cuyo desgaste probablemente ha dado lugar al característico color del lecho marino. El tramo más amplio recibe el nombre de Cala Salada, y el más pequeño y alejado, Cala Saladeta, y ambos están comunicados mediante un camino natural a través de las rocas.
Es una playa perfecta para disfrutar con la familia, pudiendo aprovechar los tramos arenosos, o relajarse sobre el tramo rocoso, donde nadie nos molestará.